Nuestra escuela de danza tiene una trayectoria de más de 40 años en nuestra ciudad, y si bien es una escuela donde enseñamos técnicas de danza clásica, contemporánea, expresión corporal, jazz contemporáneo, acrobacia, sustentadas por un marco teórico, formamos personas a través de la educación artística, lo que conlleva una enorme responsabilidad social y nos hace revisar permanentemente nuestras prácticas cotidianas de formación e interpela la propia percepción; personalmente, me reconozco como bailarina, coreógrafa, docente, trabajadora del arte y de la danza. La danza es un modo de vida, pero también mi medio de vida.

Nos importa recuperar el placer primigenio de compartir el baile con otras personas. Los seres humanos hemos bailado desde tiempos inmemoriales, independientemente de que antropológicamente nuestra cultura señalara la danza como Arte. En torno a las organizaciones económicas, rituales, como medio educativo y congregador, como celebraciones o conmemoraciones, para formar vínculos sociales y liberar, y entonces nació la iniciativa de OCTUBRE DANZA, una propuesta abierta a la comunidad toda, que contiene esta filosofía.

En las clases y en el escenario se aprende a ser consciente del lugar que habitamos y el de los demás, a respetar esos espacios, saber dónde está el peso corporal, dónde está la fuerza y en qué medida, en qué o quienes apoyarse para sostener la elevación y el equilibrio, a conocer el propio cuerpo, a escucharlo, a prestar atención a lo que sentimos, a resolver ante lo inesperado o las complejidades, a disfrutar el placer de lo logrado, a trabajar colaborativa y grupalmente, a respetar los tiempos de aprendizaje propios y de los otros, a equivocarnos, volver a empezar y comprender.

Esto lo trabajamos como equipo Romina López, Candelaria Iocco, Flor Viola, Fede Mackinze y Antonella Cavenaghi, cada una, cada uno, con su trayectoria y formación enriquecen nuestra propuesta, fortalecen la autoestima de las y los estudiantes, brindan las herramientas y transmiten el compromiso y el amor por la dedicación a esta práctica.

Orgullosa de haber iniciado ISA SALADILLO, pero sobre todo de seguir creciendo en propuestas, de seguir proyectando y preguntarnos sobre nuestro rol como constructores de la cultura comunitaria.

María Marta Delucía

ISA SALADILLO